lunes, 3 de agosto de 2020

115 AÑOS DEL NAUFRAGIO DEL "NUEVO MORTERA"

Con el florecimiento en el siglo XIX de la navegación a vapor, las compañías navieras pudieron proporcionarle a sus rutas comerciales una sorprendente regularidad. El constante trasiego de azúcar y de otras mercancías, siempre en el caso de Cuba por vía marítima, la actuación de piratas y corsarios, más los riesgos naturales en un archipiélago orlado por arrecifes coralinos perfilaron el escenario para que muchas naves encontraran su final en el fondo del mar.
El 27 de julio de 1905 el vapor Nuevo Mortera soltaba amarras del puerto de Nuevitas, en la provincia de Camagüey, con la intención de dirigirse a Puerto Padre. Al llegar al estrecho canal de la bahía de Nuevitas cogió la margen derecha del mismo, como le correspondía, rebasó el fuerte de San Hilario (de frente al canal en Cayo Sabinal) y se aproximó a la ensenada de la parte más estrecha del canal, de gran peligrosidad para la navegación.

José Viñolas, capitán del buque, ve aproximarse a una embarcación por la parte ancha del canal con rumbo al puerto de Nuevitas. Se trataba del vapor inglés Pocklington, procedente de Galveston, Texas, cargado de ganado y capitaneado por Jonh White, natural de Escocia.

El capitán Viñolas, al ver que el vapor se aproxima peligrosamente, tocó un primer pitazo que el otro no respondió, acto seguido tocó otro pitazo, con la misma ausencia de respuesta, y al ver que el buque inglés estaba próximo a chocar tocó dos pitazos seguidos y trató de orillarse para evitar la colisión, que ya era inminente.

La proa del vapor inglés embistió la banda de babor del Nuevo Mortera junto al tubo de descarga de la máquina. Se produjo un segundo golpe por la proa del Nuevo Mortera y transcurrieron solamente 15 minutos para el hundimiento de la nave, en los que solo fue posible salvar exclusivamente a la mayor parte de la tripulación, aunque perecieron tres personas. La violencia del golpe y la fuerza de empuje del vapor inglés, más la fuerte corriente de llenante, provocó que el Nuevo Mortera retrocediera hasta irse a pique a solo 30 metros de la orilla rocosa del canal.

La responsabilidad de este trágico accidente fue achacada al capitán del vapor inglés, quien entró en línea diagonal desde la margen izquierda del canal en el momento en que salía el Nuevo Mortera por la parte más estrecha del mismo.

El vapor Nuevo Mortera poseía una tripulación de 49 personas y transportaba aproximadamente 100 pasajeros y numerosas mercancías: frijoles, arroz, harina, manteca, aceite, azúcar, pescado, papa, cebolla, carne, jamón, café, vino, máquinas de coser, vajillas, loza, jabón, tejidos, muebles, artículos de peletería, papel, tejas, productos de ferretería y petróleo. Unas mil 370 toneladas y 80 mil pesos consignados al ingenio Chaparra de Puerto Padre.

El Nuevo Mortera, valorado en 137 mil pesos de oro español, y aunque el mismo no estaba asegurado sí lo eran las mercancías que transportaba a través de una póliza de seguros abierta en el U.S Lloyds de Nueva York.

A 115 años después de este naufragio el Nuevo Mortera yace en la misma posición en que se hundió, en un plano inclinado producto de la batimetría del fondo, con la popa a 27 metros de profundidad y la proa a solo siete metros, escorado ligeramente a babor.

Este pecio se valora como uno de los mejores sitios de buceo de Cuba, en lo que influye su estado de conservación, la cercanía a la costa, por lo que no se necesita una embarcación para visitarlo, y también la presencia cotidiana de tiburones toro o cabeza de batea de tres metros y medio de envergadura, que hacen del lugar un sitio de nivel mundial.

Fuente: 
Escrito por Noel López Fernández, fotógrafo y camarógrafo de Naturaleza Secreta de Cuba


Compañía de Vapores de Ramón Herrera
En la flota de Ramón Herrera (Conde de la Mortera), hubo buques que tuvieron una sonada vida marítima. Entre ellos el PAJARO DEL OCEANO, el MOCTEZUMA, de triste recuerdo y el vapor MORTERA, de 1872, y muy corta vida en la Compañía. Era costumbre en esta naviera, al perderse, o venderse algún vapor, el renombrar otros con el mismo precedido por el adjetivo NUEVO. Así hubo un NUEVO PAJARO DEL OCEANO, perdido en un terrible incendio, un NUEVO MOCTEZUMA y un NUEVO MORTERA. Esto ha dado lugar a confusiones aparecidas en la prensa, que simplemente llaman al buque MORTERA. En este punto debo reconocer el error de aceptar que este MORTERA era el NUEVO MORTERA que apareció muchos años después, y que se perdió trágicamente.