domingo, 9 de diciembre de 2012

FESTIVIDAD DE LA INMACULADA, PATRONA DE LA PARROQUIA.

Con gran solemnidad se celebró el pasado sábado 8 de diciembre, la fiesta de la Inmaculada Concepción, patrona de España y titular y patrona de la parroquia de Mortera. Al término de la misa se celebró la tradicional procesión con la imagen de la patrona por el boulevard frente al templo. En Mortera, desde siempre, el sacerdote se reviste de casulla azul y capa pluvial del mismo color para la procesión, privilegio otorgado a España por la Santa Sede en 1864. Concluídos los actos religiosos, los asistentes confraternizaron en un aperitivo dispuesto en el atrio del templo.
La solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Virgen María fue establecida como día de precepto en 1708. La Inmaculada Concepción es Patrona de España desde que el Rey Carlos III lo dispusiera para todas las posesiones de la Corona de España, incluidas las colonias de América, en la segunda mitad del siglo XVIII; concretamente en 1760, en que fue declarada Patrona Universal de los Reinos de España e Indias. En las fiestas de la Santísima Virgen, se utilizan ornamentos blancos. Sin embargo, el uso de ornamentos de color azul celeste (color del cielo, que simboliza pureza y la virginidad) es un privilegio para España y sus antiguas colonias, aun cuando no se corresponda con el color propio del tiempo litúrgico. Dicho privilegio le fue concedido a España por la Santa Sede en 1864, por su defensa y propagación de la creencia en la Inmaculada Concepción, y por su insistencia a favor de la proclamación del dogma: los Reyes de España no sólo la pusieron bajo el patronazgo de esta advocación, sino que pidieron en numerosas ocasiones a los Papas que definieran el dogma.
La Inmaculada Concepción fue proclamada Dogma de Fe en 1854 por el Beato Pío PP. IX, en la Bula “Ineffabilis Deus”: "...declaramos, afirmamos y definimos que ha sido revelada por Dios, y de consiguiente, qué debe ser creída firme y constantemente por todos los fieles, la doctrina que sostiene que la santísima Virgen María fue  preservada inmune de toda mancha de culpa original, en el primer instante de su concepción, por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Jesucristo, salvador del género humano".